lunes, 27 de noviembre de 2017

Limón, sal y tortas.

Laura me ha dicho que tome zumito de limón. Dice que su abuelo, que es camionero, lo usa todas las tardes antes de ir a cantar al karaoke y que tiene  una voz magnífica.
He pensado en ello y se lo he dicho a mamá  pero  dice que el limón  es muy fuerte y que se come el esmalte de los dientes. Así pues  no estoy muy convencida  al respecto.
Érika dice que debo tomar mucha sal, que me va a ayudar mucho. Dice que ella, cuando va al cine, come muchas pipas con aguasal y que, al rato,  nota un cosquilleo en la garganta y su voz es diferente.
Confieso que esta idea me llamó  la atención pero, al comentarlo con mamá, me ha dicho que es una locura, que los niños no debemos  tomar tanta sal,  que podemos  enfermar. Entonces me salió  otra vez con lo de la paciencia,  que aún tengo que crecer...
Mi hermano Roberto dice tener una solución, dice que, con un buen par  de tortas, conseguiría  mi propósito más  rápido y, claro,  que él  está  dispuesto a ayudarme cuando yo quiera...
¡Qué listo!  El cabeza hueca se cree que voy a caer en su trampa.
En fin, estoy que no sé muy bien que voy a hacer...  ¡Necesito  que mi voz empiece a ser diferente! Me encantaría poder escuchar a la niña que está en mí  y que se marche, de una vez por todas, este Marcos que odio con todas mis fuerzas y que me tiene atrapada...
Mi Libro En Blanco Orgav

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